¡Qué pena!
Se ha clausurado la
última cumbre del G-20, ya saben, la reunión de las autoridades de las economías
más desarrolladas y de las emergentes. Una vez más, ha concluido con una serie
de declaraciones grandilocuentes y anuncios no vinculantes, que en poco tiempo
quedaran en el olvido.
El G20, frente al débil
crecimiento de Japón que parece ya instalado en la eurozona, ha señalado que
“la recuperación global es lenta, desigual y no genera los empleos necesarios.
La economía se ve frenada por la falta de demanda, y los riesgos persisten en
los mercados financieros y a través de las tensiones geopolíticas”.
Se han acordado “de
palabra”, nada menos que hasta 800 medidas para estimular a la economía mundial
y luchar contra el cambio climático.
Hagamos un breve
repaso:
Frente a la importancia
de las infraestructuras como motor del crecimiento, se ha aprobado crear un
Centro Global de Infraestructuras, que pondrá en contacto a inversores y a
promotores de grandes proyectos en todo el mundo, y que según lo declarado, “para
el año 2030, permitirá disponer de los necesarios 70 billones de dólares a
nivel global para financiar infraestructuras”.
Respecto al comercio
internacional señala que se han de adoptar “estrategias de crecimiento que
incluyan reformas para facilitar el comercio, disminuyendo los costes,
mejorando las aduanas, reduciendo las cargas derivadas de la regulación y
fortaleciendo los servicios al comercio”. Igualmente, en la declaración final reafirmaron
su “compromiso firme y duradero de resistir al proteccionismo”.
En el ámbito laboral,
se ha señalado que para el año 2025 se deberá haber reducido en un 25% la diferencia
entre la presencia de mujeres y hombres en el mercado de trabajo de cada país. Según
el G-20 esto “atraerá más de 100 millones de mujeres dentro del mundo laboral,
lo que incrementará significativamente el crecimiento global y reducirá la
desigualdad”.
Respecto a otro tema
estrella y ya habitual en sus cumbres, la evasión fiscal, el compromiso ha
consistido en acabar de implantar el plan de la OCDE para modernizar el sistema
fiscal internacional en 2015, señalando que “asegurará que las grandes empresas
pagan impuestos en el mismo lugar en el que obtienen beneficios”.
También se han incluido
en sus planes la necesidad de abordar cuestiones como el terrorismo, el cambio
climático o la epidemia del ébola en el oeste de África. “Estas menciones no
contradicen el carácter económico y global del G20, porque todas tienen una
dimensión económica”, explicó la directora del FMI, Christine Lagarde.
Concluye el G-20, que
“análisis por parte del FMI y la OCDE indican que si estos compromisos se
implementan en su totalidad, resultarán en un 2,1% adicional de crecimiento
para 2018”.
Creo que sobran
comentarios…
Como dijo Albert Camus: "En política son los medios los que deben justificar el fin"
ResponderEliminarY el G-20 es política, no Economía....
Saludos
Mark de Zabaleta
Muy bueno Mark,
EliminarSaludos
Mi querido paisano: genial post...pero yo te pregunto...si no ha servido para nada esa cumbre..¿qué nos cuesta que se celebre?. Un besito
ResponderEliminarQuerida Águeda, seguro que nos cuesta un "pastón", pero imagínate el "ego" de los asistentes... los que controlan el poder el mundo.....
EliminarBesos