Según la oficina de
estadísticas Eurostat, al final de 2014 Europa ha rozado la deflación, ya que los precios de la eurozona
registraron su primera caída interanual en cinco años. Los precios durante el
año pasado sufrieron una tasa negativa de variación (-0,2%). Las razones hay
que buscarlas en el brusco descenso en
los precios del petróleo y por la debilidad económica de la región del euro. La
caída ha sido mayor de la esperada por los analistas.
GLOBAL:
Históricamente, siempre
ha preocupado más las subidas de los crudos petrolíferos que su posible bajada.
Pues bien, en los últimos episodios de esta crisis, está preocupando la caída
de los precios. Sobre todo para los países emergentes y exportadores de crudo,
e incluso en la propia región del euro como otro factor que está bajando los
precios, y por sus efectos negativos para las empresas petroleras.
El coste del barril ha
seguido profundizando sus mínimos, llegando a caer por debajo de los 50 dólares
barril en Europa, y hasta los 48 dólares en Estados Unidos. De forma que en
seis meses ha bajado, nada menos, que un 50%.
Para muchos analistas,
el efecto más preocupante es la posibilidad de quiebra de algunos países
emergentes, lo que ha provocado temor en los mercados, y el dinero se ha movido
a inversiones refugio como el dólar o los bonos estadounidenses. Los más
afectados pueden ser: Venezuela, Brasil, Ecuador o Rusia (también afectada por las
sanciones económicas derivadas de su conflicto en Ucrania).
Si bien la eurozona debería
beneficiarse del intenso abaratamiento de un producto que importa de forma
notable, su efecto depresor sobre los precios es contraproducente en estos
momentos.
La Organización de los
Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no ha recortado su nivel producción, y
la tendencia a la baja de los precios se debe la menor demanda existente en el
mercado a consecuencia de la debilidad económica general, y a la nueva
condición de productor mundial de Estados Unidos gracias a la nueva técnica
aplicada de fractura hidráulica (fracking). Desafortunadamente, ha
aparecido un nuevo elemento de riesgo e inestabilidad económica.
Por otro lado, también
se une al anterior problema para los países emergentes la apreciación del dólar
estadounidense: estas economías tienen contraído un fuerte volumen de deuda en
dólares, por lo que se eleva el valor y la factura de su deuda.
ESTADOS UNIDOS:
La economía
estadounidense ya había sorprendido por su crecimiento durante el segundo
trimestre del pasado año, pues bien, el tercero ha sido todavía mejor. Nada
menos que un aumento del 5% de su PIB. Se trata de la mayor tasa de crecimiento
habida en los últimos 11 años.
El consumo privado estadounidense
ha sido el principal artífice, con un
crecimiento del 3,2%.
Por si fuera poco, la inversión
empresarial aumentó un 7,7%. El gasto en defensa y el incremento en las
exportaciones explican también buena parte del repunte durante el pasado verano.
Se trata, sin lugar a dudas, de datos que confirman que la economía de EE UU se
encuentra en una senda de robusto crecimiento.
Del crecimiento habido durante los dos últimos trimestres, se
deriva una tasa anualizada media del
4,8%, que por su magnitud se asemeja más a la de una economía en vías de
desarrollo. Se trata de datos que contrastan con el estancamiento de Europa.
Algunos analistas
señalan que un ritmo de crecimiento como este será difícil de mantener durante
2015, esperando que a finales de 2014, el crecimiento económico haya estado más cerca del potencial, en el 3%.
Los datos de vivienda
ya muestran una desaceleración y la temporada de compras navideñas no está
siendo tan buena como se esperaba. La proyección es que el año se cierre con
una tasa de crecimiento medio del 2,4% y que ronde el 3% en 2015, si el
invierno resulta ser menos severo que el pasado.
No
se espera que la Reserva Federal suba los tipos de interés, al menos, hasta
mediados de 2015. La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ya excluyó
que vaya a haber una decisión en este sentido en enero o marzo, pese a que los
datos lo pongan en cuestión.
EMERGENTES:
Aquellos
países emergentes que se han estancado en el crecimiento de su PIB, y padecen una
elevada deuda valorada en dólares, la apreciación de la moneda estadounidense
está suponiendo un auténtico problema que introduce inestabilidad e
incertidumbre en sus mercados. Si el yuan chino, la lira turca o el real
brasileño se debilitan, los inversores huyen de esos países para buscar activos
con un rendimiento más elevado en dólares en Estados Unidos.
En
su último informe trimestral el Banco de Pagos Internacionales ha advertido de
los riesgos asociados a la apreciación del dólar para las empresas establecidas
en países emergentes que dependen para sus operaciones de la financiación
exterior.
En
América Latina los efectos son variados. Los países que han adoptado el dólar
como moneda interna (Panamá, Ecuador y El Salvador) pierden competitividad, ya
que sus exportaciones se encarecen. A cambio, las importaciones se abaratan. En
Colombia, México, Perú o Chile un dólar fuerte es una bendición para sus
empresas, cuyos productos serán mucho más atractivos y baratos.
Por
otro lado, los destinos turísticos se ven favorecidos, ya que con un dólar más
fuerte crecerá el número de visitantes procedentes de Estados Unidos. Cosa
parecida puede decirse respecto la entrada de remesas de los emigrantes de esos
países, que lo hacen en dólares y, por tanto, suponen un mayor contravalor en
la moneda doméstica de esos países.
Sin
embargo, la apreciación del dólar estadounidense, motiva una mayor caída del precio
de las materias primas (petróleo, alimentos, metales y energía). El
debilitamiento de Europa y Asia reduce la demanda y crea un exceso de oferta.
Los precios de la mayoría de las commodities (cualquier producto destinado a
uso comercial) se cotizan en dólares, lo que redunda en una pérdida del poder
adquisitivo de los consumidores y empresas fuera de Estados Unidos.
RUSIA:
El
Producto Interior Bruto ha disminuido un 0,5%. Desde otoño del año 2009 es la
primera vez que se registra tal cosa.
Para
la mayoría de los analistas, la caída del PIB es la consecuencia de la bajada
del precio del petróleo, ya que se trata de la principal exportación de esa
economía, y también el resultado de las sanciones impuestas por Occidente a Rusia
como castigo por su actuación en Ucrania.
Como
parece, por ahora, improbable, dada la negativa de la OPEP (Organización de
Países Exportadores de Petróleo) a disminuir las extracciones de crudo, la
contracción de la economía rusa continuará durante más tiempo.
Las
sanciones impuestas a Rusia, unidas al empeoramiento de la situación económica,
han dado lugar a la fuga de capitales: se calcula que este año han salido del
país cerca de 100.000 millones de euros.
También
como consecuencia de las sanciones, las compañías rusas están encontrando
serias dificultades para obtener créditos en el exterior. Es por esta razón,
que el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, haya anunciado la inyección de
miles de millones de rublos a los bancos, pero ligada a que estén dispuestos a
financiar a las empresas locales para impulsar la producción.
De
la misma forma, el presidente Putin ha decidido doblar la garantía estatal a
los depósitos bancarios de las personas físicas. Se trata de frenar el pánico
de la población ante el desplome del rublo. Antes de la crisis, la garantía era
de 700.000 rublos y ahora asciende a 1.400.000 (unos 20.043 euros; en febrero,
antes de la crisis ucrania, los 700.000 rublos equivalían a unos 15.600 euros).
No obstante, hasta ahora no se ha conseguido estabilizar al rublo.
La
mayoría de los analistas prevén una mayor contracción económica en Rusia, y
opinan que la recesión podría durar años.
JAPÓN:
Los
japoneses han dado con sus votos al primer ministro japonés, Shinzo Abe, la
victoria en unas elecciones que había planteado como un referéndum sobre sus Abenomics.
Abe
continuará con su programa económico, tratando de poner en marcha a la economía
japonesa -la tercera mayor del mundo- de su parón de casi 20 años.
Las
primeras medidas de estímulo monetario y fiscal, tuvieron como objetivo inicial,
tras años de deflación, conseguir una subida de precios cercana al 2%. La
última inyección de liquidez, en octubre, incrementó la base monetaria con 80
billones de yenes anuales adicionales (unos 550.000 millones de euros). Estas
medidas han alentado las ventas al exterior, gracias a la devaluación del yen,
y han logrado animar el mercado de valores. Pero las grandes beneficiadas han
sido las grandes multinacionales japonesas, que han visto crecer sus
exportaciones, mientras que las empresas medianas y pequeñas, sin presencia en
el exterior, han visto encarecer el precio de los productos importados.
Las
economías domésticas niponas han acusado el golpe de la subida del IVA el
pasado abril, del 5% al 8%, que ha congelado el gasto de los consumidores más
tiempo de lo anticipado por los analistas y ha causado la contracción de la
economía nacional en los dos últimos trimestres.
Falta
el tercer grupo de medidas, las reformas estructurales, que muchos consideran
la parte más importante de todo el programa económico. La gran mayoría siguen
aún pendientes.
Es
importante la reforma del sector agrario o del sistema de sanidad. Están
pendientes también de resolverse las negociaciones para la formación del área
de libre comercio Alianza Transpacífica (TPP).
La
verdad, es que algunas de las reformas pendientes encuentran fuertes obstáculos
de grupos de presión. El sector agrario, que aporta solo el 0,8% del PIB
japonés según algunos cálculos, es uno de los oponentes más vigorosos del país.
Y la Alianza Transpacífica (TPP) no depende solo de Japón: el Gobierno de EE
UU, su promotor principal, también tiene sus propias presiones y dificultades
en el Congreso estadounidense.
EUROZONA:
Mario
Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha realizado unas declaraciones
que, por su importancia, han desatado la
polémica, ya que podrían hacer temer, nada menos, que por el futuro del propio
BCE, y por la estabilidad del euro. Y es que Draghi ha admitido que “el BCE corre
el riesgo de fracasar en su mandato de garantizar la estabilidad de precios en
la zona euro, y que el riesgo de una deflación no puede ser descartado”.
También
ha señalado Draghi, que el BCE puede anunciar, el próximo 22 de enero, un plan
de flexibilización cuantitativa (QE, en sus siglas en inglés) que incluye la
compra masiva de deuda soberana, una medida que ha dividido al directorio del
BCE y que rechaza públicamente el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.
Draghi
ha señalado que “el riesgo de que no cumplamos nuestro mandato de estabilidad
de precios es actualmente mayor que hace seis meses. Nos encontramos en las
preparaciones técnicas para ajustar el montante, la velocidad y la composición
de nuestras medidas de comienzos de 2015, si llegara a ser necesario, para
reaccionar a un período demasiado largo de inflación baja. Hay unanimidad
dentro del consejo de Gobierno respecto al tema”.
Draghi
ha recordado que “la compra de deuda soberana es una herramienta que puede
utilizar el BCE para cumplir con su mandato de estabilidad de precios, que
obliga a la institución a mantener la tasa de inflación por debajo o cercana al
2 %”, pero ha insistido en “que la compra de deuda no se llevará a cabo para
financiar a los Estados, una medida que prohíben los estatutos del banco”.
Según
el presidente del BCE, “la moderada recuperación económica seguirá su curso,
pero es frágil y desigual, aunque estamos convencidos de que la economía de todos
los países crecerá este año. Creemos que la combinación de una política
monetaria expansiva y reformas estatales pueden ayudar a la recuperación de la
confianza perdida. Europa no se encuentra en un período de crisis, sino en uno
de debilidad, por eso la euro zona no se romperá, por eso no tenemos un plan
B”.
También
Draghi se ha mostrado comprensivo con la preocupación existente entre los
ahorradores que temen por sus inversiones a causa de los bajos tipos de
interés. “Los tipos son, desde hace mucho tiempo, muy bajos y posiblemente seguirán
bajos durante un tiempo”.
Por
otro lado, el comienzo del 2015 está fuertemente marcado los siguientes hechos:
el precio del petróleo que ha marcado mínimos de cinco años -por debajo de los 50 dólares por barril-;
Grecia que vuelve a estar en el centro de todas las preocupaciones, y la
variación de los precios de la eurozona se adentra en territorio negativo por
primera vez desde octubre de 2009.
Para
algunos analistas, la eurozona ya se encuentra instalada en la llamada “trampa
a la japonesa”: bajo crecimiento y caída de los precios. Es por ello, que el Banco
Central Europeo (BCE), ha reiterado su disposición para el día 22 de enero a anunciar las compras de deuda a gran escala
para tratar de salir de la situación de la, por ahora débil, deflación.
La
tasa interanual de variación de los precios cayó en diciembre al -0,2%, frente
a un ascenso del 0,3% en noviembre, básicamente por el abaratamiento del
petróleo.
El
impacto de la caída de los precios de la energía (-6,3%) y del estancamiento de
los precios alimentarios, las bebidas y el tabaco adelantó lo que todo el mundo
esperaba para el arranque de este año. Y los analistas prevén que la variación
de los precios siga unos meses en territorio negativo, básicamente por la
tremenda influencia del crudo sobre la economía europea
También
la debilidad del euro encarece las importaciones, lo que está contribuyendo a retraer
la demanda.
No
obstante, los riesgos de deflación, con todo, son todavía limitados: quitando
la energía y los alimentos, (la inflación subyacente) se situó en el 0,8% en
diciembre, una décima por encima del mes anterior. Lo preocupante es que ese
dato está por debajo del 1% desde hace un año. Y lo más alarmante es que los
mercados ya empiezan a incorporar a las expectativas unas subidas de precios
muy inferiores a lo normal durante mucho tiempo.
Los
precios han disminuido en España el 1,1%, y en Alemania apenas avanzan un escaso
0,1%. El paro de la eurozona se mantiene en máximos, en el 11,5%, y los
indicadores de confianza confirman las peores pesadillas para el BCE, por lo
que hay que estar muy pendientes de la próxima reunión del Banco Central
Europeo.
El
crédito bancario cae desde hace más de 30 meses, el paro sigue en máximos, la
economía no acaba de salir del túnel, los indicadores de inflación a cinco años
se hallan en mínimos y los intereses de la deuda alemana presentan tipos
negativos hasta plazos de tres años, y del 0% a cinco años. Se observe como se
observe, casi todos los datos apuntan a hacia la denominada “trampa a lo japonesa”.
La
deflación como tal no ha llegado todavía, pero aun así, los riesgos que implica
son lo suficientemente peligrosos como para tratar de evitarla a toda costa. Se
trata de una espiral que se retroalimenta y que, al posponer las compras en
espera de precios futuros inferiores, deprime el gasto de las familias y las
empresas.
Sin
duda a consecuencia de la posibilidad de su ocurrencia, la preocupación de
Draghi no ha dejado de crecer en los últimos meses: el desplome del petróleo
era el shock externo que estaba esperando Europa ya que deja más dinero para gastar en el bolsillo de los
consumidores y las empresas continentales, pero a la vez puede tener efectos
adicionales sobre los precios. Y no solo sobre estos: la caída del crudo
introduce riesgos sobre los mercados financieros internacionales, ya sea porque
han hecho una apuesta exagerada por empresas de países emergentes, que ahora
lidian con una deuda en dólares que no deja de crecer o porque la suspensión de
pagos amenaza a algunos países muy dependientes de las exportaciones de
petróleo.
La
declaración de esa posible deflación europea, haría aún más difícil el ajuste
de la periferia.
ESPAÑA:
No
cabe la menor duda de que la economía española ya no se encuentra en recesión,
y experimenta una etapa de moderado crecimiento. Ahora bien, esa mejora no es
equivalente a lo que entendemos como recuperación, y mucho menos a una salida
definitiva de la crisis.
Para
examinar las expectativas económicas para 2015, es crucial la distinción
anterior: la descripción más correcta de la economía española es la de un
crecimiento moderado (1,4% este año, en torno al 1,9% el año próximo), con una
creación de empleo continuada (al menos durante los últimos trimestres) pero
insuficiente y de baja calidad y unas condiciones de estabilidad financiera
manifiestamente mejorables. A pesar de los recortes presupuestarios,
destructivos para una parte del sistema de protección social, la deuda sigue
creciendo, prueba más que suficiente de que el déficit público no está bajo
control.
Para
que la economía española disfrute de la recuperación habría que constatar que sus
variables económicas vitales (rentas, salarios, ingresos públicos, ocupación y
endeudamiento público y privado) están alineados con la tasa de crecimiento,
algo que claramente no sucede —al menos en rentas, empleo y deuda—; o bien que
los parámetros económicos se aproximan a los existentes en los dos trimestres
previos a la crisis. Tampoco en este caso se cumple la condición. A pesar de
que la tasa española de crecimiento actual es superior a la europea, se puede comprobar
que España está más lejos de la situación de precrisis que los países de la
zona euro. La razón es sencilla: durante la crisis, el PIB español cayó más del
doble que la media de la zona euro.
Las
previsiones para 2015 apenas rebasan la confirmación de las tendencias que han
aparecido durante el pasado 2014. La tasa de crecimiento del PIB español puede
aproximarse al 2%, sobre todo si el área euro remonta el estancamiento. Los
motores claros de crecimiento, tanto en España como en Europa, son la
depreciación del euro respecto al dólar y el descenso brusco del precio del
petróleo. Pero es evidente que como el crudo no ha seguido una trayectoria
suave de descenso, sino que se ha desplomado, se producirán efectos indeseados.
El
Índice de Precios de Consumo (IPC) cayó hasta el -1,1% interanual en el pasado
mes de diciembre. Ello supone un descenso de siete décimas con respecto al mes
de noviembre, cuando descendió al -0,4%. Según la nota difundida por el
Instituto Nacional de Estadística (INE). La bajada se debe al abaratamiento de
los precios de los carburantes.
Según
el indicador adelantado sobre la evolución de los precios en España, el IPC
interanual vuelve a bajar por segundo mes consecutivo y encadena su sexta tasa
negativa del año tras el -0,3%, el -0,5%, el -0,2%, el -0,1% y el -0,4% de
julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre, respectivamente.
Además,
la caída es mayor de lo que esperaba el conjunto de analistas consultado por Bloomberg,
que de media habían previsto un retroceso de la tasa interanual al -0,7%.
El
organismo estadístico atribuye casi exclusivamente el descenso interanual del
IPC en diciembre al abaratamiento de los precios de los productos energéticos,
gasoil y gasolina. Las fluctuaciones en el precio del petróleo representan
más del 50% de la variabilidad de la inflación española, de ahí que el
brusco abaratamiento del crudo en los últimos meses mantenga el IPC en terreno
negativo.
Por
su parte, la variación anual del indicador adelantado del IPCA se sitúa en diciembre
también en el -1,1%, una disminución de seis décimas respecto al mes anterior.
Pese
a todo, el Gobierno ha descartado que la economía se encuentre en deflación. El
ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, señaló que la inflación
acabaría el año con una caída superior a la registrada en noviembre (-0,4%) y
reconoció que la perspectiva apunta a que los precios iban a ser algo más
negativos en diciembre y que se mantendrían así unos meses.
Por
otro lado, el Ejecutivo de Mariano Rajoy afirma que este 2015 será el año de la
recuperación, pero la verdad es que apenas se notará en el poder adquisitivo de
la mayoría de los ciudadanos. Los salarios, tanto en el sector público como
privado, tras sufrir fuertes recortes durante la crisis, permanecerán
prácticamente congelados salvo leves subidas en las grandes empresas. Las
pensiones tendrán un incremento simbólico del 0,25%. El consuelo para el
consumidor en el nuevo año que entra es que, a diferencia de 2014, los precios
de los servicios básicos y los impuestos interrumpirán su escalada y, en
algunos casos, hasta bajarán.
Y
es que 2015 es un año electoral (comicios municipales, autonómicos y
generales), y las entidades locales y regionales han aprovechado para anunciar la
congelación de tributos de tanto peso como el Impuesto de Bienes Inmuebles
(IBI) o las tarifas del transporte público, tras dos años de subidas
desbocadas.
El
Ejecutivo de Mariano Rajoy también ha reformado el Impuesto sobre la Renta de
las Personas Físicas (IRPF), lo que aminorará las retenciones fiscales de la
mayor parte de los asalariados. Hacienda calcula que en el bolsillo de un
empleado esa rebaja supondrá 30 euros más de media en la nómina a final de mes.
En conjunto, el ahorro medio en IRPF para 2015 y 2016 de esa reforma será del
12,5%. Aunque el impacto será mucho menor en los tramos altos de renta.
También
comenzará a aplicarse en 2015 la rebaja de dos puntos en el Impuesto sobre
Sociedades —del 30% al 28%—, que puede llegar a ser del 20% en el caso de las
pymes, lo que redundará indirectamente en beneficio del consumidor si las
empresas trasladan esa reducción a sus precios.
Para
los ahorradores, seguirá la atonía. Colocar el dinero sobrante en un depósito a
plazo fijo tendrá rentabilidades mínimas, por debajo del 1%. Y la deuda pública
aún ofrece menos: las letras del Tesoro a un año rondan el 0,3% de interés. Los
inversores más arriesgados deberán acudir a la Bolsa o los fondos de inversión
mixtos o de renta variable. En el ejercicio que acaba, la rentabilidad del Ibex
ha sido muy superior a la inflación y a la de la renta fija. Pero en 2015 se
esperan turbulencias porque la crisis de la deuda en la zona euro, con Grecia
como agujero negro, está lejos de haber sido resuelta.
La
vivienda también ofrecerá un respiro. Para los que la estén pagando, su
hipoteca seguirá abaratándose. Este ejercicio se cierra con el Euribor a doce
meses, principal indicador para calcular las hipotecas, en mínimos históricos
(0,328%) y para 2015 los expertos esperan nuevas rebajas hasta incluso alcanzar
el 0,15%. Para los que quieran comprar un piso, la situación seguirá siendo
favorable, porque continuarán bajando los precios de los pisos, aunque en menor
medida que en años anteriores.
Igualmente,
los servicios básicos se unen a esa senda bajista. El recibo de la luz, cuya
factura cayó un 4,9% en 2014, seguirá reduciéndose; el gas natural recibe 2015
con un descenso del 3,3% y la bombona de butano no se revisará hasta abril; los
carburantes deberán seguir reflejando la caída en picado del precio del crudo y
la telefonía seguirá bajando gracias a los paquetes convergentes. El tren
billete del transporte público también se congela en las grandes ciudades como
Madrid y Barcelona.
Pese
a esas rebajas, el poder adquisitivo de la mayor parte de los ciudadanos no
notará una mejora significativa. Economía pronostica una subida media del IPC
para el conjunto del 2015 del 0,6%. Y no se auguran grandes subidas salariales
después de un lustro de duros ajustes. Patronal y sindicatos negocian aún el
Acuerdo de Negociación Colectiva, del que saldrá la recomendación de incremento
salarial para 2015. Los empresarios quieren que se mantenga el 0,6% de aumento
que se fijó en 2014 y los representantes de los trabajadores quieren acabar con
los sacrificios y que las rentas salariales ganen poder de compra. Unos
aumentos que se notarán más en las grandes empresas que están saliendo de la
crisis, según han admitido sus directivos.
La retribución de funcionarios y pensionistas apenas
variará: los cerca de tres millones de funcionarios ya saben que sus
retribuciones se congelarán por quinto año consecutivo, aunque aliviados por el
cobro del 25% de la paga extra que no les abonaron en 2012. No lo tendrán mucho
mejor los diez millones de pensionistas, de quienes, debido a la crisis,
dependen cada vez más las unidades familiares. Su retribución sube un exiguo
0,25% que en el caso de la pensión mínima con cónyuge a cargo supone dos euros
más al mes.
Los
parados tampoco incrementan sus prestaciones, que toman como referencia el
indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM), que en 2015 volverá a
estar congelado por quinto año consecutivo (532,51 euros mensuales).
En
suma, los precios y los impuestos darán un respiro al consumidor en 2015, pero
los salarios seguirán instalados en su prolongado letargo.
Los cerca de 19 millones de contribuyentes del IRPF
pagarán menos impuestos en 2015. La reforma fiscal aprobada recientemente por
el Gobierno contiene la primera bajada de tributos desde 2007. Los trabajadores
pagarán de media un 12,5% menos por el Impuesto sobre la Renta. El Ejecutivo
redujo todos los gravámenes y tramos del impuesto, lo que beneficiará sobre
todo a las rentas más bajas y a las más altas. Los que ganen menos de 12.000
euros dejarán de pagar impuestos.
Un
trabajador con una renta de 35.000 euros se ahorrará 236 euros en el pago del
IRPF durante el próximo año, según cálculos realizados por el Ministerio de
Hacienda. La reforma fiscal reduce los mínimos personales y familiares. Además
introduce beneficios fiscales para las familias numerosas y las que tengan
ascendientes o descendientes que sean dependientes. Para estos y para las
madres trabajadoras con hijos menores de tres años establece un impuesto
negativo: una deducción de 100 euros mensuales que se disfrutarán con
independencia de que la renta le permita deducírselo. Por ejemplo, una familia
con tres hijos, en la que el marido que gana 40.000 euros presenta declaración
individual se ahorrará 1.429 euros al año (casi 120 euros al mes). En el caso
de que el contribuyente, que gana 35.000 euros, tenga dos hijos, uno de ellos
discapacitado, y un ascendiente dependiente a su cargo, el ahorro ascenderá a
323 euros al mes (3.880 euros anuales).
Los
autónomos también disfrutarán de rebajas fiscales. Las retenciones disminuirán
del 21% actual al 19% el próximo año, lo que dejará más dinero en el bolsillo
de los emprendedores. De esta forma, un autónomo sin hijos que presenta un
rendimiento por actividades económicas de unos 40.000 euros se ahorrará unos 47
euros al mes (559 euros al año), según estimaciones elaboradas por Hacienda.
Las
empresas también pagarán menos al fisco en 2015. El Impuesto sobre Sociedades
bajará del 30% actual al 28%.
Por
otro lado, en su boletín de diciembre, el Banco de España ha señalado que "de acuerdo con la información
disponible, se estima que la economía estaría creciendo a una tasa
intertrimestral del 0,6% en el último trimestre del año, lo que, de confirmarse,
situaría la tasa de variación interanual del PIB en el 1,9%". Aun así, el
Banco de España también lanza varias advertencias: la incertidumbre es elevada
de cara a 2015, las exportaciones se debilitarán y la inflación continuará en
terreno negativo. El supervisor se detiene especialmente en el tema laboral:
avisa de que las subidas salariales generalizadas pueden frenar la recuperación.
Para
2015, el organismo sigue manteniendo su previsión de crecimiento del 2%, pese a
que el Gobierno ya ha señalado en varias ocasiones que cree que se superará esa
cifra, según ha insistido el ministro de Economía Luis de Guindos. El Banco de
España recuerda que la bajada del precio del petróleo ayudará a la industria,
pero al tiempo, muchos países europeos han rebajado su actividad, lo que
afectará a los niveles de exportación de España, y de ahí que la incertidumbre
le impida mejorar las proyecciones de crecimiento, aunque tampoco la empeore.
"El previsible debilitamiento de nuestros mercados de exportación a lo
largo del año que viene se verá compensado por la prolongación de la mejoría de
las condiciones de financiación, la depreciación del tipo de cambio del euro y
el nivel considerablemente más reducido de los precios del petróleo que se proyecta
en la actualidad", añadió.
MERCADOS:
Cerrar
el año ganando un 3,66% no es para “tirar cohetes”. Pero el dato distorsiona la
realidad, ya que no contempla los dividendos. Valores como Santander y
Telefónica han cerrado un buen ejercicio gracias a los dividendos abonados, y
no hablemos de Repsol, a quien el dividendo extraordinario le ha permitido un
saldo anual positivo.
A
pesar de que muchos valores han obtenido revalorizaciones espectaculares, el
ejercicio que acabamos de cerrar ha sido muy difícil para los inversores. Con
un índice sin tendencia es muy fácil equivocarse vendiendo antes de tiempo o
entrando cuando lo que tocaba era salir.
También
las bolsas europeas lograron dejar las pérdidas de finales de diciembre,
influidas por los datos de inflación europea, que reflejaron el descenso de
precios en diciembre. Sin embargo, los avances resultaron leves y no compensaron
el retroceso acumulado.
Por
lo que respecta a la prima de riesgo española rebotó, a comienzos de enero de
este 2015, con fuerza hasta los 120 puntos básicos (a finales de diciembre
estuvo en torno a 100) como consecuencia del temor que ha causado en el mercado
la situación política de Grecia.
Según
los datos de mercado recogidos por la agencia Efe, el alza de la prima de
riesgo es consecuencia del incremento de la rentabilidad del bono español a
diez años, hasta el 1,644 %, desde el 1,612 % previo.
Por
su parte, el interés del bono alemán del mismo plazo, cuya diferencia con el
español mide la prima de riesgo, y que es el considerado más seguro, registraba
mínimos históricos, al bajar al 0,446 %, desde el 0,504 % en que cotizaba esta
mañana.
El
miedo a una posible salida de Grecia del euro se ha reflejado en el mercado de
deuda, donde la prima de riesgo nacional se alejaba de los 100 puntos básicos,
y repuntaba hasta 109.
Por
lo que respecta al mercado de la vivienda, el precio medio de las nuevas bajó
un 2,2% en 2014, moderando en más de cinco puntos el recorte que experimentó en
2013 (-7,8%), según un informe de Sociedad de Tasación (ST), en el que además
se señala que en los últimos seis meses de 2014 la contracción del precio fue
sólo del 0,4%, frente a la caída del 1,8% de la primera mitad.
EMPRESAS:
Inditex
vuelve a batir récords y a superar las previsiones. El grupo textil logró unos
ingresos de 12.709 millones en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal,
un 7% más que en 2013, con un crecimiento en todas sus áreas geográficas. La
compañía logró un beneficio de 1.687 millones y creó 1.500 empleos en España.
Juan José: uffffffffffffffff...me he quedado pasmada. Gracias por explicarnos de una forma entendible lo que ocurre y ocurrirá. Me gustaría que te pasaras por mi blog, por si nos puedes responder a las preguntas que nos hacemos con referencia al euro, y a Grecia. Un besito paisano
ResponderEliminarHola Agueda, me pasaré encantado. Es siempre un placer leerte.
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