Desde hace más de dos años, la insistencia de los Gobiernos europeos en la austeridad económica, pese al elevado desempleo, ha hecho furor en el viejo continente. Los recortes darían paso a la recuperación de la confianza que, indefectiblemente, conduciría a un aumento de la inversión de las empresas y del gasto de los consumidores. En caso contrario, aquellas economías que no acometieran reducciones en su gasto, sufrirían fugas de capital y padecerían unos elevados tipos de interés.
Sin embargo, los efectos depresivos de la austeridad fiscal se han acrecentado por la caída del gasto privado. La confianza no ha aparecido y los costes de la deuda siguen siendo elevados, de forma que la debilidad del PIB europeo ha empeorado la relación deuda – producción.
En contraste, Japón y Estados Unidos, que no se sumaron a esa austeridad extrema, continúan disfrutando de unos costes de financiación muy bajos.
A finales de 2011, las primas de riesgo italiana y española se situaron al borde de la catástrofe. La buena noticia es que se han moderado gracias a la actuación del Banco Central Europeo que, en contra de la ideología económica reinante, ha inyectado una enorme liquidez que, al menos, ha permitido detener los efectos más negativos.
GLOBAL:
El Banco Central Europeo ha inyectado otro medio billón a la banca, de forma que las dos subastas habidas ya suman un billón de euros en total. De forma que, temporalmente, se han “calmado las aguas” en el mercado de bonos, y sin embargo, sigue sin aparecer el imprescindible crédito a las familias y empresas.
Entonces, se preguntan muchos analistas, si la recesión que se avecina es profunda y la banca continúa sin prestar, ¿para que sirven estas subastas del Banco Central Europeo?
Según el presidente del BCE, Mario Draghi, “esperamos que el crédito acabe llegando a la economía real”, pero hasta la fecha esto no ha sucedido. La realidad es que existe un círculo vicioso que relaciona el mal estado de los bancos y la economía real: la banca no concede créditos, lo que ocasiona de nuevo más recesión económica.
El Banco Central Europeo ha conseguido impedir que el sistema financiero quebrara, salvando al euro y a la banca europea, pero todos los agentes económicos siguen tremendamente endeudados, lo que no puede disminuir de hoy para mañana.
Algunos analistas se atreven a señalar que se tardará diez años en salir de esta crisis. A mediados de diciembre se llevó a cabo la primera subasta, y desde entonces, las primas de riesgo han bajado, en especial en Italia y España: los bancos han conseguido dinero al 1% y lo han invertido en bonos emitidos principalmente por Italia y España a unos tipos mucho más elevados. Ha sido un estupendo negocio para las entidades, y los Estados han conseguido la relajación de los intereses a pagar, al tener garantizada la demanda de los bancos.
Sin embargo, hay voces críticas que consideran que este es un intento de tapar con liquidez los problemas de solvencia de la banca y, al final, no se ha ido al corazón del problema. Según el ex director general del Banco de España, Aristóbulo de Juan, responsable del saneamiento bancario en las crisis de los años ochenta y los noventa pasados, “no se puede cambiar liquidez por capital”. Este es el peligro para el futuro.
Este año 2012, al igual que sucedió en 2011, comenzó con expectativas económicas relativamente optimistas. Sin embargo, han aparecido algunos malos datos sobre la economía china –quizá debidos al efecto de calendario- y sobre todo sobre la economía estadounidense, ya que tanto el indicador adelantado de producción industrial de la primera potencia económica, como su cartera de pedidos de bienes duraderos, y el precio de la vivienda señalan una peligrosa debilidad.
La situación en la Unión Europea, desgraciadamente para nosotros, está más clara, ya que la eurozona refleja la entrada de nuevo en recesión económica (caídas del PIB), y en Alemania se ha publicado un pésimo dato de ventas al por menor (similar al de hace un año).
El principal peligro, para algunos analistas, es una posible desaceleración en la economía de Estados Unidos (se repetiría el mismo patrón de otros años: fortaleza al inicio del año y debilidad después).
En el próximo mes de julio de este año, la economía norteamericana llevaría tres años consecutivos de expansión económica, y según algunos “gurús agoreros”, tres años es la media de duración que tienen las expansiones en ese país cuando su economía ha pasado por una gran crisis financiera o de rentabilidad empresarial.
No obstante, aunque los tipos de interés continúen tan bajos, el impacto de las subidas del precio del petróleo puede ser muy negativo (se señala que históricamente desde el año 1948 todas las recesiones económicas han ido precedidas por una subida de los costes de la energía).
Además, los aumentos de productividad prácticamente nulos apuntan en la misma dirección. Hay que añadir, igualmente, las dificultades en la concesión de créditos.
ESTADOS UNIDOS:
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha optado por la cautela señalando que la recuperación económica continúa siendo “modesta” y “desigual”. Y aunque el paro haya bajado, insiste en que el mercado laboral está “lejos de normalizarse”. “Las cosas van a mejor, pero el pilar del consumo familiar, del que dependen dos tercios del crecimiento, es muy débil”.
La inflación se mantiene estable, por lo que Bernanke considera que “se dan las condiciones que justifican que los tipos de interés se mantengan cerca de cero hasta final de 2014”.
La realidad, es que Estados Unidos creció más de lo esperado. La mayor economía del mundo cerró el cuatro trimestre con una expansión del 3%, dos décimas más de lo que se anticipó hace un mes y 1,2 puntos porcentuales más que en el tercer trimestre. Con la revisión, se aleja el riesgo de una recaída en la recesión, aunque el repunte acumulado desde principios del pasado año no ha evitado que el cierre del ejercicio arrojase un débil crecimiento del 1,7%, casi la mitad del 3% registrado en 2010.
En cualquier caso, el crecimiento trimestral fue el más alto en año y medio, y contrasta con el escenario de recesión de Europa. A la espera de la lectura definitiva del dato, que se publicará dentro de un mes, Estados Unidos creció a una tasa anualizada del 0,4% en el primer trimestre, un 1,3% en el segundo y un 1,8% en el tercero.
Sin embargo, aunque el dato ayuda a desvanecer los recelos entre los agentes económicos, habrá que observar si la reciente alza del petróleo puede afectar a la economía como consecuencia del debilitamiento del consumo.
El presidente de la Reserva Federal considera que la subida del precio del petróleo ocasionará un alza muy temporal en los precios. Espera que la inflación se mantenga dentro de los niveles que considera consistentes con el objetivo del 2% que guía la política monetaria. Aún así, ha dejado claro que seguirá muy de cerca la evolución de los datos.
En comparación con Europa y Japón, Estados Unidos se está convirtiendo en una isla, dentro de los países desarrollados, que disfruta de crecimiento económico. Sin embargo sus autoridades no muestran ningún con los datos, insistiendo en que a pesar de avanzar por el buen camino, se mantienen muchos retos, calificando el ritmo de crecimiento existente de "anémico" y "frustrantemente lento".
La realidad económica es que la tasa de paro continuará por encima del 8% hasta el año 2014. Para regresar a unos niveles “normales” de empleo sería preciso que alrededor de 250.000 personas encontraran un empleo cada mes durante varios años.
Sin un crecimiento más fuerte y una generación de empleo robusta, no es posible que mejore el mercado de la vivienda, que cerró 2011 como unos de los tres peores años de los registros.
Los problemas que atraviesa el sector inmobiliario, hace ya cinco años, generan un círculo vicioso de débil demanda, alto número de embargos y caída de precios de las propiedades. Se necesita un crecimiento económico sostenido para recuperar al sector inmobiliario. Y junto a la creación de empleo, también se precisa de un alza en los salarios.
Como se ha señalado anteriormente, la intención de la Reserva Federal es continuar con el precio del dinero cerca del 0% hasta finales del año 2014, (ya van seis años si se toma como referencia la última rebaja en diciembre de 2008).
En paralelo, y a pesar de la escalada de la deuda, la política fiscal no está siendo tan restrictiva. El último ejemplo es el presupuesto para 2013, donde se prima el crecimiento sobre la austeridad.
A final de este año 2012 el déficit estará próximo a los 1,33 billones de dólares (alrededor de un billón de euros). Equivale al 8,5% del PIB estadounidense. Las autoridades confían en que el próximo año 2013 disminuya a una cifra de 900.000 millones de dólares (el 5,5% del PIB).
Señalan la mayoría de analistas, que los riesgos se mantienen: son más globales que internos, y se concentran especialmente en la solución de la crisis de la deuda soberana europea. Y es que una implosión en la zona euro tendría unas consecuencias, de antemano, imprevisibles para la economía estadounidense.
UNIÓN EUROPEA:
Parecía superada la Gran Recesión, pero se ha confirmado la aparición -¿o continuidad?- de una segunda que ya se ha materializado en, al menos, cinco Estados de la eurozona.
Según Eurostat (Oficina Estadística de la UE), la economía europea y la de la zona euro se contrajeron el 0,3%, durante el cuarto trimestre del año pasado respecto a los tres meses anteriores. El crecimiento respecto al mismo trimestre del año anterior fue 0,7% en la zona euro y del 0,9% en la Unión Europea. Las principales causas son los recortes y la crisis de la deuda.
Bélgica, Italia y Holanda confirmaron su entrada en recesión en el último trimestre del pasado año y se sumaron a Grecia y Portugal, que se encontraban ya anclados en una sostenida reducción de su actividad. Fuera de la zona euro, también la República Checa entró en recesión a finales del año pasado, según los datos anunciados.
Otras economías, como las de Alemania, Reino Unido, y España, han visto descender su actividad en el cuarto trimestre del año 2011.
Las cifras disponibles señalan que la economía solo creció en cinco países: Francia, Hungría, Bulgaria, Letonia y Eslovaquia.
El declive europeo contrasta con la recuperación anteriormente apuntada de la economía estadounidense que, con una política netamente expansiva, creció un 0,7% durante el último trimestre del año pasado.
La contracción europea acusa el impacto de las fuertes medidas de ajuste económico aplicadas en la mayoría de países. Todo ello, pese a que la destrucción del empleo y el aumento del paro continúan castigando fuertemente a Europa, con 23,8 millones de desempleados.
Las caídas de actividad más profundas se registraron en Portugal y Grecia, con una contracción interanual del 7% y del 2,7%, respectivamente. El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ya había advertido a finales de enero que “varios elementos apuntan a una recesión moderada al menos durante el primer trimestre de este año”, y pronosticó que la recuperación del crecimiento “quedará pospuesta a la segunda mitad del año”.
Aunque la reducción de la actividad económica es menos severa que la temida por algunos analistas que esperaban unos peores resultados, lo cierto es que los datos publicados son peores que las últimas previsiones de la Comisión, que había pronosticado una caída de solo el 0,1% para el último trimestre de 2011.
La situación habría sido peor de no ser por la resistencia de la economía francesa, la segunda de la zona euro, que creció el 0,2%. El buen comportamiento de Francia no pudo compensar el retroceso de la locomotora europea –Alemania- que experimentó una contracción del 0,2% en su PIB.
El informe anual sobre crecimiento elaborado por la Comisión Europea, fue debatido por el Parlamento Europeo en una sesión en la que la mayoría de las intervenciones admitieron la necesidad de ejercer un control de los gastos presupuestarios, pero pidieron un mayor esfuerzo para estimular el crecimiento y el empleo, y para luchar contra la pobreza.
En la cumbre europea del pasado 30 de enero se acordó lanzar una estrategia para hacer frente al incesante aumento del número de desempleados y al panorama de recesión que nos amenaza. Sin embargo, las propuestas despertaron muy poca confianza por la falta de recursos. El dinero disponible fue el de los fondos comunitarios ya aprobados para el periodo 2007-2013, no adjudicado todavía, al que se cambiaría el destino en la medida de lo posible. El dinero pendiente suma unos 82.000 millones de los que una cuarta parte corresponden al Fondo Social Europeo (unos 4.000 millones para España). El impacto de la medida será sin embargo, muy reducido, al tratarse del mismo dinero con que los Estados ya contaban en diferentes programas.
ESPAÑA:
El ministro Montoro confirmó que el déficit público se situó al cierre del 2011 en el 8,5% del PIB español. La presentación de estos datos era la condición previa que había puesto el comisario europeo Olli Rehn, antes de abordar el debate respecto a la suavización de los objetivos de ajuste presupuestario en la situación actual de recesión económica.
Frente al objetivo del 4,4% de déficit fijado para este año –previsto para un escenario económico completamente distinto- el Gobierno español aprobó el techo de gasto del Estado para 2012, con un objetivo de déficit del 5,8% del producto interior bruto (PIB).
El objetivo fue presentado en el cuadro macroeconómico, donde el Ejecutivo prevé una contracción económica del 1,7% del PIB a lo largo de este año 2012 (la misma cifra que maneja el Fondo Monetario Internacional y por encima de los cálculos de Bruselas, que apuntan a una recesión del 1,5%).
El panorama que se proyecta en el mercado laboral es de mayor deterioro, ya que según las previsiones del Gobierno, pese a la reforma laboral, el paro seguirá aumentando en 2012 hasta alcanzar una tasa media del 24,3%: se espera una pérdida neta de 630.000 empleos.
Según señaló el ministro Guindos, las previsiones responden a un contexto exterior que se ha deteriorado en los últimos meses, así como a los esfuerzos previstos para reducir el déficit.
Hay que unir a lo anterior, la coexistencia de un escenario internacional peor, que provocará una moderación en el ritmo de expansión de las exportaciones del 9% de 2011 al 3,8%.
El consumo privado se contraerá un 1,4% por el menor empleo y la evolución de la renta disponible.
Mientras, el gasto público reflejará el esfuerzo de consolidación fiscal con una fuerte reducción sin precedentes del 11,5%, según señaló Guindos.
En resumen, la demanda interna disminuirá un 4,6%, mientras el sector exterior tendrá una aportación positiva de 2,9 puntos porcentuales al conjunto de la economía española
Por quinto año consecutivo, el sector de la construcción seguirá a la baja ya. La inversión se contraerá un 6,9% lastrada por el sector de la construcción, que se reducirá un 7,8%.
Junto a las previsiones económicas, que confirman los augurios de que España afrontara una dura recesión a lo largo de este año, como se ha señalado, el Gobierno también aprobó un objetivo de déficit del 5,8% del PIB.
De este desfase presupuestario total, la Administración central podrá llegar al 4% del PIB (1,1 puntos porcentuales menos que el déficit del 5,10% con el que cerró 2011).
Las comunidades autónomas, principales responsables del desfase presupuestario durante el pasado ejercicio, deberán a su vez realizar el mayor esfuerzo de consolidación fiscal con una rebaja del 2,94% al 1,5%.
En los ayuntamientos se deberá pasar del 0,38% del año precedente a un 0,3% del PIB. En cuanto a la Seguridad Social, se espera que acabe el ejercicio 2012 en equilibrio frente al déficit del 0,09% de 2011.
El Consejo de Ministros también aprobó un techo del gasto público de 116.295 millones de euros una vez descontadas las obligaciones de pago pendientes del año pasado y que ascienden a 2.270 millones. La cifra total, que supera los 118.000 millones, representa un descenso del 4,7% sobre el techo del año pasado. Si a estos fondos se le restan las partidas de pensiones, pago de intereses y la aportación a la UE, entre otros gastos, el dinero del que dispondrán los Ministerios en 2012 será de 57.978 millones, un 12,5% menos que en 2011.
Por otro lado, las nóminas del pasado mes de febrero comenzaron a registrar la subida del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), aprobada por el Gobierno el pasado 30 de diciembre. El Ejecutivo de Rajoy presentó la subida fiscal con el objetivo aumentar la recaudación en cerca de 4.000 millones de euros.
Los trabajadores con sueldos más modestos, de hasta 17.000 euros anuales, apenas notarán la subida. Pero los empleados mejor retribuidos, con un salario superior a 200.000 euros, recibirán unos 675 euros menos al mes en su cuenta corriente. Aunque la subida es progresiva, la mayor parte del aumento de la recaudación lo pagará el 85% de los contribuyentes que tiene rentas medias.
El aumento fiscal de entre 0,75 y siete puntos en los tramos del IRPF, bautizado por el Gobierno como “recargo temporal de solidaridad”, estará vigente los dos próximos años. Esta subida supone una rebaja en la nómina de los asalariados: Un contribuyente tipo, sin hijos y con un sueldo bruto de 30.000 euros al año, recibirá cerca de 23 euros menos en su cuenta corriente que en enero. Es decir, cobrará unos 300 euros menos al año por el aumento del impuesto.
El sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, estima que los contribuyentes pagarán, como media, 222 euros más al año. Esta organización considera que la mayor parte del aumento fiscal recaerá sobre el 85% de los contribuyentes que cobran entre 20.000 y 45.000 euros.
Hasta ahora, las empresas no tenían la obligación de aplicar la subida porque Hacienda les había dejado tiempo para adaptarse a los nuevos tipos de gravamen. Por eso, la subida fue efectiva a partir de la nómina de febrero. El mecanismo previsto por el Gobierno reparte la subida impositiva entre los 11 meses restantes. Las empresas están obligadas a realizar mensualmente el cálculo de las retenciones del impuesto para que las declaraciones de la renta sean neutras, no haya nada que pagar. Aunque en la mayoría de los casos las circunstancias personales y patrimoniales obliga a presentar una declaración corregida.
Con la subida de impuestos, los tipos marginales máximos de España se sitúan entre los más altos de Europa. Al nivel de los países escandinavos si se añaden los recargos de las comunidades autónomas. Por ejemplo, el tipo máximo de Cataluña es del 56%, solo por debajo del existente en Suecia o Bélgica. Sin embargo, curiosamente, hasta ahora la recaudación del impuesto de la renta se ha reducido durante los últimos 25 años, situándose en una de las más bajas de la eurozona.
Por otro lado, el Gobierno ha adelantado que pretende ofrecer a las empresas y autónomos asfixiados por lo que ayuntamientos les deben, “cobrar menos para cobrar antes”.
Aunque falta conocer los detalles concretos del plan, se trata de que los acreedores puedan descontar en los bancos su derechos de cobro (el importe principal).
Para cobrar facturas de los Ayuntamientos, los proveedores deberán esperar, en el mejor de los casos, a mayo. Si la deuda es con los Gobiernos autonómicos (la partida más voluminosa), ni siquiera está claro cuándo podrán hacerlo.
Las organizaciones que representan a los principales proveedores de la Administración calculan que la deuda comercial de Gobierno, comunidades y ayuntamientos ronda los 40.000 millones.
La vicepresidenta Sáenz de Santamaría confirmó que habrá un cambio legislativo que permita avales “puntuales” del Gobierno central a otras Administraciones para facilitar el plan financiero. “Se buscará un sistema que tenga el menor impacto en las cuentas públicas”.
La verdad, es que una mezcla de alivio, preocupación y desconcierto, es la sensación que ha quedado en las empresas acreedoras de las Administraciones: alivio porque ven más cerca el momento de que Ayuntamientos y comunidades autónomas les paguen. Preocupación por la perspectiva de que se institucionalice algo tan peligroso —y más aún en el sector público— como las quitas. Y desconcierto porque aún no conocen los detalles del sistema que el Gobierno va a poner en marcha.
Ahora bien, han ido pasando los días y parece que se ha diluido algo el buen acogimiento que tuvo la idea lanzada: las principales empresas de construcción y servicios, que han terminado convertidos en los mayores acreedores del Estado –junto a los laboratorios farmacéuticos y los proveedores sanitarios– a causa de la generalización de los impagos en el sector público tras el estallido de la crisis, se han cerrado en banda ante la posibilidad de asumir quitas voluntarias.
Debido a lo elevado de la deuda de las tres administraciones con estas compañías, que se aproxima a los 7.000 millones de euros, es previsible que el importe al que deberían renunciar (además de no exigir los correspondientes intereses de demora, en torno al 8%) fuera también importante.
Pero es que, además, una decisión de estas características tendría otras repercusiones relevantes en sus balances. Desde la patronal del sector alertan de que una rebaja voluntaria de la deuda reclamada –ACS 2.300 millones, FCC 1.700 millones y Ferrovial 1.000 millones, entre otros– podría conllevar la necesidad de realizar provisiones por las cantidades que finalmente no se cobren, lo que afectaría negativamente a la calificación crediticia de las propias empresas.
Además, existe el riesgo de que se genere un efecto dominó sobre las deudas que, a su vez, éstas mantienen con las subcontratas. Ese temor ya forzó al Ejecutivo hace unos días a tranquilizar a los autónomos y las pymes, garantizándoles que las quitas sólo afectarían a los grandes grupos, pero mientras sean voluntarias parece difícil que salgan adelante.
Otra medida anunciada, que levantó gran revuelo pero se ha ido desinflando ha sido la propuesta del Gobierno para paliar los desahucios. El análisis posterior de lo anunciado, las ha rebajado a simples propuestas poco concretas que están pendientes de un acuerdo con la banca que no tiene fecha determinada.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, presentó en el Congreso las líneas maestras de un futuro Código de Buenas Prácticas. Entre las peticiones formuladas a los bancos, está que se retrase dos años el desalojo de las familias desahuciadas y sin ingresos. También que se admita la dación en pago —el canje de la hipoteca con la entrega del inmueble— “para quienes la vivienda sea su única propiedad y exigirles algo más sería excesivo”.
Las propuestas van dirigidas a propietarios de la primera vivienda con todos los miembros de la familia en paro y que no tengan rentas adicionales
El Código deberá proponer que las cuotas pagadas reduzcan el capital pendiente y no los intereses. Otra medida sugerida es que “los gastos y las costas” del proceso de desalojo, “en ocasiones muy elevadas, también sean objeto de moderación” según Economía. Se recoge también que cuando la vivienda sea una garantía insuficiente para cubrir el préstamo, la entidad cubra parte de la deuda. “Se trata de que la entidad corrija el error o la situación de no buena voluntad por la que se ha hecho una deficiente tasación”, señaló el ministro Guindos.
Para incentivar la adopción del Código, que ha de ser aceptado voluntariamente, el Ministerio podría deducir fiscalmente las pérdidas en que incurran las entidades. La adhesión al Código será pública.
Guindos no se comprometió a una fecha de implantación del Código porque el problema se trata entre su ministerio, el de Justicia y la banca
La Asociación Española de Banca (AEB) prefirió no tomar una posición, prueba de que había levantado algún recelo entre sus asociados. “Tenemos que mirar la letra pequeña y luego hablaremos”, comentó un ejecutivo. En principio, había optimismo porque el plan es voluntario y dirigido a un colectivo determinado. Pero algunos creen que puede provocar efecto llamada y que se multipliquen los impagos. La patronal AEB ya se había mostrado en contra de la dación en pago y del cambio del marco hipotecario, sobre todo si tenía efectos retroactivos. En su opinión, están en juego billones de euros en titulizaciones hipotecarias “emitidas con unas condiciones que no se pueden cambiar de golpe porque podría crear inseguridad jurídica”.
Las grandes entidades se remitieron a los planes anunciados hace meses que incluyen protocolos para evitar desahucios. Todos coincidieron en que el desalojo es la peor solución “por el drama humano y los enormes gastos que suponen en gastos judiciales, de comunidad y desperfectos”. El Santander ha refinanciado hipotecas a 8.000 familias desde agosto hasta hoy por valor de 1.390 millones. El BBVA habló de más de 100.000 reestructuraciones.
La Confederación de Cajas (CECA) emitió una nota en la que compartía “con el Gobierno el objetivo de solucionar los problemas de los desahucios de personas en riesgo de exclusión”. Caixabank cifró en 176.213 las carencias, moratorias y reestructuraciones hechas entre 2009 y 2011.
La asociación Afectados por la Hipoteca, una de las más relevantes, criticó que “casi todo quede en recomendaciones que puede que no se traduzcan en nada. El Gobierno debe legislar pensando en las personas o en la banca, no hay camino intermedio”, afirmó Adrià Alemany, de la asociación, que desconfía de las grandes entidades: “Según nuestros datos, Bankia, Santander, Caixabank, CatalunyaCaixa y Banesto son los que más desahucios realizan”.
Finalmente, señalar que en relación a los precios, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha indicado el IPC de febrero ha vuelto a mostrar un crecimiento interanual del 2% (la misma variación del pasado enero).
La mayoría de analistas esperan un descenso suave de los precios durante 2012 paralelamente a la recesión, si bien las subidas de precios del petróleo podrían alterar esas expectativas. Ello se debe, sin duda, a las tensiones geopolíticas entre la UE e Irán.
Los precios en la zona euro registraron un mínimo descenso para situarse en el 2,6%, un nivel que complica cualquier decisión del Banco Central Europeo sobre recortes adicionales del tipo de interés, ahora en el 1%.
MERCADOS:
Al cierre del mes de febrero, el Ibex 35 ya acumula un caída de casi un 0,45%, siendo de los pocos que cede terreno en lo que va de año entre los principales índices bursátiles mundiales. Y es que el precio del petróleo se ha disparado: ha pasado de 119 dólares el barril de Brent, a 125 dólares.
EMPRESAS:
El año 2011, fue un mal ejercicio para las empresas del Ibex 35. El deterioro económico, principalmente en la última parte del ejercicio, las provisiones de los bancos para poner al día el valor de su negocio inmobiliario y el efecto negativo de algunos extraordinarios fueron una pesada losa. En este contexto, el beneficio conjunto de las 36 empresas que integran actualmente el Ibex 35 fue de 33.696 millones de euros, cantidad que supone una caída del 33,99% respecto a las ganancias de 2010.
Es sumamente revelador, que las compañías son cada vez más dependientes de sus divisiones internacionales. El negocio doméstico de las empresas del Ibex fue un fiel reflejo de los problemas que atraviesa la economía española. La debilidad del consumo y la inversión local provocaron que las ventas en España de los grupos del Ibex solo crecieran un 7,3% en 2011. En cambio, la cifra de negocio exterior mejoró un 19,9% y aportó 270.108 millones. Esta diferencia en el ritmo de crecimiento de las ventas en favor del área internacional, que viene produciéndose desde hace varios años, ha supuesto una auténtica revolución en la distribución geográfica de los ingresos corporativos. Casi seis de cada 10 euros facturados por los grupos del Ibex ya se obtienen en el exterior.
Felicidades por su post
ResponderEliminarMuchas gracias.