Hay cosas en la historia que se repiten: vivimos momentos de incertidumbre y caídas en la actividad económica y, sin embargo, reaparece el coro de algunos gobernantes que airean buenos augurios y síntomas de una rápida recuperación. Aunque se huye de la comparación como si se tratara de la peste, algunas declaraciones de los optimistas suenan a “brotes verdes”.
GLOBAL:
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y el primer ministro italiano, Mario Monti, han manifestado que “la fase más aguda de la crisis parece definitivamente cosa del pasado”. También el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha firmado que “lo peor ha pasado ya”, argumentando que “la inflación, la balanza comercial y sobre todo los déficits públicos, son mejores que en Estados Unidos”.
La realidad, es que el PIB estadounidense está creciendo a un ritmo anual del 2,5%. Además, entre noviembre y enero se creó más empleo en Estados Unidos que en ningún otro trimestre desde 2006.
De igual forma, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde ha señalado que “los signos que vemos en Estados Unidos y Europa indican que estamos un poco mejor que hace seis meses”.
Lo cierto, es que debemos matizar mucho al respecto. El profesor de Economía de la Universidad de Pennsylvania, Jesús Fernández-Villaverde, distingue entre Estados Unidos, Europa y España:
“Estados Unidos va bien, no para tirar cohetes, pero en clara expansión. Se crea empleo, se venden coches, los alquileres de los apartamentos suben.
“En Europa se ven ya ciertos signos de que la economía va un pelín mejor, pero todavía es muy pronto para decir si es mero ruido o algo más”. Y,
“En España, no estamos en un deterioro tan rápido como en otoño, pero, hoy por hoy, no veo nada más. Y, dado que vamos a seguir con una agresiva contracción fiscal, es casi imposible ver mucha recuperación en los próximos trimestres”, señala el profesor.
En el caso de España, la duda es si el enorme ajuste del déficit público (del 8,5% al 5,3% del PIB) extenderá o no, la recesión a 2013.
La fragilidad de los innombrables “brotes verdes”, es una de las enseñanzas de la crisis. Sin embargo, sólo con algunos datos negativos: compras en la región del euro y en China, se han reactivado las primas de riesgo.
El director del Center for European Policy Studies, Daniel Gros, ha manifestado que “la crisis va a durar años. Existe un bucle que se retroalimenta entre los Estados y los bancos. Cuando las cosas se tranquilizan en la banca, como ahora ha pasado por las medidas del BCE, la tensión se reduce también en el mercado de deuda. Cuando, por la razón que sea aparecen de nuevo las turbulencias, y podemos estar ante un nuevo episodio, esa tensión vuelve tanto para el sistema financiero como para la deuda pública”.
CHINA:
El Gobierno chino ha rebajado el objetivo de crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB) hasta el 7,5% para este año, frente al 9,2% alcanzado en 2011. El primer ministro, Wen Jibao, ha explicado en la Asamblea Nacional Popular que el Ejecutivo intentará reorientar el modelo de desarrollo económico hacia el consumo interno, innovación y ahorro energético.
Según Wen Jibao, la recuperación global "será difícil y tortuosa", sobre todo para las economías emergentes, debido al aumento de la inflación y a la ralentización del crecimiento. "La crisis financiera internacional continúa y en algunos países persisten las dificultades para aliviar a corto plazo el problema de la deuda soberana. A nivel nacional es apremiante que resolvamos contradicciones institucionales y estructurales".
El primer ministro destacó como necesario un ajuste del "desequilibrio y la descoordinación", así como fomentar el empleo y la agricultura. Según afirmó, en el pasado año 2011 no se alcanzaron algunas metas, surgiendo problemas con la expropiación de tierras, demolición de viviendas, seguridad en producción alimentaria y farmacéutica y en la distribución de ingresos".
LATINOAMÉRICA:
Es curioso observar, como afecta a la actividad de algunos países latinoamericanos, la desaceleración de China.
Brasil se vería afectado en sus exportaciones de mineral de hierro, pero cuenta con una economía diversificada, y un importante mercado interno, por lo que la ralentización china le afectaría muy poco.
De cualquier forma, Lía Valls, investigadora de la brasileña Fundación Getulio Vargas, ha declarado que recela de los pronósticos más optimistas que esperaban un crecimiento del PIB de Brasil para este año de un 4%. La prestigiosa economista espera un crecimiento comprendido entre el 3,2% y el 3,5%. Esta rebaja de expectativas es debida a la desaceleración de China y también a la crisis europea.
Chile y Perú corren el riesgo de figurar entre los países más afectados por el menor crecimiento de China. Ambos países tienen a ese país asiático como primer destino de sus exportaciones y dependen mucho de los minerales (el 77% de las ventas externas de Perú y el 74% de las de Chile son de productos básicos).
La creciente demanda de China de los últimos años ha llevado a que los precios de minerales e hidrocarburos llegaran a los niveles más altos de la historia. En cambio, los de los alimentos se han recuperado de la caída de los años 80 y 90, pero aún se encuentran igual o por debajo de los valores de los años 70. Los precios máximos de los alimentos corresponden a principios del siglo XX. De ahí que países exportadores de grano como Argentina o Brasil no vayan a sufrir tanto la desaceleración china.
Los más dependientes de la exportación de petróleo, como Venezuela y Ecuador, tampoco padecerán demasiado, mientras factores políticos como la tensión entre EE UU, Israel e Irán continúen empujando la cotización del crudo.
El consenso de los analistas pronostica para este año 2012 un menor crecimiento de Latinoamérica, con la excepción de Brasil, donde se espera cierta recuperación.
ESPAÑA:
Según ha informado el Banco de España, nuestra banca acaparó en febrero prácticamente la mitad del crédito concedido por el Banco Central Europeo (BCE), ante la sequía que atraviesa el mercado mayorista de financiación.
El recurso de las entidades a la ventanilla extraordinaria de liquidez del organismo que preside Mario Draghi, alcanzó de media los 152.400 millones de euros (al 1% de interés), lo que equivale al 47% del total de la deuda pendiente de devolver al BCE por todos los bancos del Eurosistema.
Tanto ese porcentaje como el volumen total de dinero prestado suponen dos máximos históricos y superan, con mucho, al peso de España en el sector europeo, del 14%.
Además, con vistas al futuro, la cifra seguirá subiendo, ya que estos datos no reflejan el impacto de la segunda subasta extraordinaria a tres años del BCE, realizada el 29 de febrero y con la que repartió 529.000 millones entre 800 bancos. Entre esta y la primera barra libre de liquidez de diciembre, las entidades españolas se hicieron con 200.000 millones. No obstante, parte de esta es la cantidad se ha devuelto al propio BCE para amortizar créditos anteriores que tenían los bancos. Dos de las 3 entidades que más dinero han solicitado eran españolas: Santander y Bankia.
Además de la cantidad, el otro dato realmente preocupante es que la banca española solo depositó en el BCE unos 19.000 millones. Es decir, los españoles solo dejan el 12,5% de lo que piden. El conjunto de las entidades europeas depositan mucho más dinero. Esto supone que la banca española ha destinado 133.000 millones a invertirlos en deuda pública española y en sus propios vencimientos porque el crédito a la economía sigue cayendo. Este año tienen que atender deudas pendientes por 131.000 millones.
Es innegable, que acaparar el 47% del crédito concedido por el BCE, supone un estigma para la banca española, que pone de relieve que la banca española tiene serias dificultades para financiarse en el mercado mayorista.
Además, la Deuda Pública en diciembre 2011 había crecido un 21% en los balances bancarios respecto a ese mismo mes del año 2010, lo que demuestra que la liquidez que suministra el BCE no llega adónde más se necesita: a financiar al sistema económico. Para las entidades es más rentable invertir en deuda pública, con la que pueden obtener alrededor del 3,5% de interés.
Por otro lado, el Gobierno español no es el que más dinero ha inyectado a la banca. Nada que ver con lo que se ha hecho en Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Alemania o Francia pero, a lo largo de cuatro años, la cifra ya es importante. Hasta ahora, entre avales para tener liquidez y ayudas para fortalecer la solvencia, la inyección al sector suma 110.000 millones en cuatro años.
Hasta finales de 2011, el Estado soportó en solitario los daños que la crisis y la mala gestión causó al sector. En 2008 inició un plan de compra de activos (prestó 19.000 millones que han sido devueltos) y estableció una línea de avales para emisiones cuyo saldo vivo es de 81.000 millones. Con este dinero se han atendido las deudas pendientes, pero no se han concedido créditos. En 2009 se creó el fondo de rescate, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), y prestó dinero (al 7,75% de interés) para reducir plantillas y reforzar el capital. En tres periodos distintos se ha ayudado al sector con 14.346 millones.
El Gobierno calcula que por la compra de activos ha obtenido 1.800 millones en el cobro de comisiones; unos 400 millones más por los avales y 1.100 millones por los préstamos del FROB: en total unos 3.300 millones. Entre las pérdidas, hasta ahora solo están los 400 millones de Cajasur.
En 2011 llegó la orden de reducir el déficit y cambió el discurso: “la reestructuración del sector la pagará el sector y no los contribuyentes”, afirmó Elena Salgado, vicepresidenta del Gobierno de Zapatero. El traspaso de la factura a la banca supuso la apertura de hostilidades. La rebelión de la banca no ha hecho más que empezar y, curiosamente, contra un Gobierno conservador. Aristóbulo de Juan, consultor y ex director general del Banco de España dice públicamente lo que muchos banqueros afirman en privado: “el sector no puede pagar la factura de la reestructuración. He ayudado a la reestructuración de sistemas financieros en 30 países. En todos, el Estado ha rescatado a las entidades con problemas. España no será una excepción”, añade.
Salgado dio un golpe de timón a finales de 2011 para evitar que la quiebra de la CAM (5.500 millones) reventara el déficit público. Fusionó los tres Fondos de Garantía de Depósitos (FGD) de bancos, cajas y cooperativas y les pasó la factura. Luis de Guindos, ministro de Economía, ha ratificado la estrategia.“Los contribuyentes no pondrán ni un euro en la reestructuración”, afirmó.
En la práctica, cargar la reestructuración sobre la banca supone que la pagarán los clientes bancarios, a los que se cobra las comisiones y los productos más caros. Es decir, no lo sufrirán los contribuyentes, pero sí los ciudadanos de a pie, que viene a ser parecido.
La rebelión bancaria va en serio porque la han empezado los más fuertes. En febrero se reunieron los seis más importantes (Santander, BBVA, La Caixa, Bankia, Banco Popular y Sabadell) y coincidieron en que el sector solo no se puede reestructurar sin las ayudas del Estado.
En la reunión del Fondo de Garantía de 7 de marzo, en la que se decidió pagar 1.000 millones al BBVA por la compra de Unnim, la oposición de algunos grandes bancos y cajas constó en acta, algo inaudito hasta ahora. Las entidades calculan que el saneamiento del sector costará más de 20.000 millones y al Fondo de Garantía no le queda más de 2.300 millones.
Algunos expertos creen que la factura final superará los 20.000 millones. Todo dependerá de la velocidad de recuperación del mercado inmobiliario, que hasta ahora no pinta nada bien. El Gobierno cree que, como los grandes pagan más, tendrán un incentivo para presentarse a las subastas y absorber las entidades con problemas. Pero los banqueros dicen que no pueden con todo: “Se nos ha exigido más provisiones, más capital y ahora pagar la restructuración. Todo al mismo tiempo es imposible”, resume un alto ejecutivo que pide el anonimato. La gran banca ha ganado un 35% menos en 2011. Otros argumentan que el FGD incentiva a los más arriesgados, los que tienen más créditos en su balance, y menos depósitos.
Los banqueros han señalado que “si el Estado no colabora en el saneamiento, puede terminar hundiendo a las entidades. No parece que la situación económica y las perspectivas de rentabilidad del sector favorezcan el que las entidades sanas puedan integrar a las que tengan problemas sin ayudas o medidas que otorguen confianza para que el mercado no las castigue”.
Desde la banca también se quejan de falta de criterios. “Se dijo que no habría dinero para entidades inviables, pero la primera ayuda del Gobierno del PP, con cargo al Estado, ha sido para el banco de Caja España-Duero, un instrumento similar a un banco malo con un futuro más que incierto”.
Otros critican al decreto de Guindos para sanear los activos inmobiliarios, señalando que “está enfocado a las fusiones. La unión de dos entidades malas no crea una buena”, recuerda el director del sector financiero de IE Business School, Manuel Romera. “Es necesario retirar a todos los malos gestores y que el sector cambie de modelo. La mayoría de los ejecutivos no dan créditos porque no saben valorar el riesgo empresarial, el de verdad. Solo conocen los préstamos hipotecarios y eso se ha acabado”, critica Romera.
Al final, muchos coinciden en que el éxito o fracaso de la reestructuración dependerá de Bankia: si logra salir adelante sola, o se ve obligada a buscar otra salida para evitar ser un problema sistémico.
Todo ello, en contraste con las posiciones de la Unión Europea que considera que el saneamiento realizado no es suficiente, que los precios de los pisos van a bajar aun más (y más rápido) y que eso provocará más necesidades de capital, en un escenario que se complica por la inacabable crisis del euro, y la recesión que está aquí, y sobre todo por la enorme exposición de la banca española al ladrillo.
En pleno proceso de fusiones, fuentes de Bruselas consideran que si los precios de los pisos bajan aún con más fuerza, habrá que cubrir las pérdidas de capital, no sólo con dinero privado (que ahora mismo no confía en la banca ya no española, sino europea), sino con dinero público (algo muy problemático por las presiones de los mercados ante el rápido aumento de la deuda soberana española), e incluso con el fondo de rescate europeo, pese a los enormes problemas de estigmatización asociados.
Los planes del Gobierno son otros. El Ministerio de Economía exige al sistema financiero unas provisiones adicionales (pérdidas por deterioro de valor de los activos) de 52.000 millones. Desde hace un par de años, en los mercados circulan todo tipo de cifras, desde estimaciones similares del BBVA o de Bank of America, a estudios mucho más críticos, como el del banco suizo UBS, que elevan esas necesidades por encima de los 100.000 millones de euros. Las razones son, básicamente, dos: un deterioro de la morosidad (por la recesión y la escalada del paro) y una caída desordenada de los precios, factible si no mejora el cierre del grifo del crédito.
Una de las soluciones que baraja la UE es que España solicite ayudas al fondo de rescate para esa recapitalización, pese a que esa petición podría tener efectos secundarios por el nerviosismo creciente en los mercados, que han reaccionado con un repunte de la prima de riesgo española a las tensiones entre Bruselas y Madrid por el objetivo de déficit y las medidas de ajuste que se incluirán en los Presupuestos.
Una alta fuente comunitaria ha señalado que la crisis española podría durar menos si el precio de la vivienda se ajustase (cayese) más rápidamente que hasta ahora: ello exigiría más capital, que podría obtenerse del fondo de rescate, el cortafuegos que diseñan los socios europeos para impedir, precisamente, el contagio de la crisis a países como Italia y España. Según estas fuentes, las ayudas del fondo de rescate permitirían elevar el capital de los bancos, reabrir el canal del crédito a la economía y, en última instancia, disolver las dudas de los mercados ante el saneamiento del sistema bancario y el futuro de algunas entidades que aseguran que seguirán adelante sin ayudas.
La realidad, es que los expertos coinciden en que España necesita bastante más que los 50.000 millones que demanda el Gobierno a la banca para cubrir las pérdidas de capital, y mejorar su solvencia. “Los precios de los pisos van a sobrerreaccionar a la baja porque apenas hemos visto caídas (para lo que deberían haber sido) en casi cinco años de pinchazo inmobiliario. Eso es otra manera de decir que la banca va a necesitar mucho capital, y el Gobierno haría bien en no descartar ninguna opción, ni siquiera el fondo de rescate europeo, pese a que eso pueda provocar graves consecuencias en los mercados”.
Para colmo, “las aguas están muy revueltas entre los bancos y el Gobierno”: las entidades creen que se ha ayudado demasiado a las cajas con problemas para que sigan vivas. Así, no se han integrado y siguen compitiendo con los bancos sanos, haciéndoles daño. Además, ha surgido el debate sobre quién tiene que pagar la reestructuración pendiente de las entidades débiles. Cuando se habla de dinero, siempre se tensan las discusiones.
Con estos encontronazos de fondo, el presidente de la patronal bancaria, Miguel Martín, ha señalado que “la reestructuración está inacabada y sin rumbo preciso o definido”, quejándose abiertamente de que no se han hecho bien las intervenciones en entidades débiles e insinuando que se habían dado “ventajas competitivas a algunas” con las ayudas públicas “lo que debilita al sistema”.
Afirmó, nada menos que “no hay un tratamiento equitativo a nivel nacional e internacional y existe falta de credibilidad: la fragilidad bancaria persistirá mientras solo se ataquen los efectos y no las causas”.
En otro orden, debemos hacer una referencia al sector exterior de la economía española, ya que se ha sabido que en el pasado mes de enero, las exportaciones de mercancías continuaron avanzando, pero a una tasa muy moderada.
El crecimiento real tendencial de las exportaciones (a precios constantes) en los últimos meses se ha desacelerado hasta una tasa anualizada del orden del 2%, muy inferior al 15% que crecieron en 2010 o al 10% de 2011. Ello es consecuencia del debilitamiento de la demanda de nuestros mercados exteriores. En realidad, las exportaciones están aumentando algo por encima del crecimiento medio ponderado de dichos mercados, lo que significa que se gana alguna cuota de mercado.
En términos nominales (a precios corrientes), el crecimiento es bastante superior, pues los precios siguen aumentando notablemente (en 2011 lo hicieron en torno al 5%), bastante por encima de los del mercado interior y de lo que permitiría la corrección en marcha de los costes laborales por unidad producida. Esta circunstancia no encaja con la afirmación de que España no exporta más por su pérdida de posición competitiva en costes. El problema del desequilibrio comercial con el exterior parece venir por otras vías adicionales: la insuficiencia de la base de empresas exportadoras y la incapacidad de competir en nuestro propio mercado interior. Y en todo ello influye la poca vocación exportadora (internacionalización) de la empresa media española y el retraso y poca atención que en nuestro país se dedica a la innovación, desarrollo de nuevos productos o mejora de la calidad.
Nos encontramos inmersos en el quinto año de crisis, y es conocida la necesidad para superar la crisis de abordar los puntos anteriormente expuestos. Sin embargo, la política económica española sigue sin prestarles atención.
Obligada es la referencia al Déficit Público, y es que el Estado registró en febrero un déficit de 20.668 millones de euros, un 49% más que en enero. Lo que sitúa el déficit en el 1,94%, según el avance de ejecución presupuestaria. El Gobierno justifica la elevada desviación a los adelantos de transferencias a las comunidades autónomas, anticipos a la Seguridad Social y a una mayor devolución de los impuestos. Hacienda recuerda, en un comunicado, que en estas cuentas aún no se incluye la subida de los tipos del IRPF, que tendrá impacto a partir de marzo. Y remacha que "la evolución de estos primeros meses no es significativa por circunstancias que elevan el gasto temporalmente".
La desviación presupuestaria del Estado hasta febrero se produce porque se han incurrido en unos gastos no financieros de 29.807 millones de euros, mientras que la recaudación ha sido de 9.196 millones de euros.
Los ingresos por impuestos directos (IRPF, Sociedades, Renta no residentes...) fue de 14.988 millones de euros, un 7,4% menos que 12 meses antes. Mientras que la recaudación por impuestos indirectos (IVA) ascendió a 15.867 millones, un 8,4% menos. Esta caída de los ingresos por el IVA se debe, según Hacienda, "al mayor volumen de devoluciones realizadas en enero y febrero, aproximadamente un 31,2% más que el año anterior".
La caída de la recaudación no ha ido acompañada por una reducción de los pagos del Estado, que han aumentado un 13,1% hasta los 32.259 millones. Este incremento se debe, según el Gobierno, a las transferencias corrientes anticipadas a las administraciones públicas. Sin este efecto "los pagos totales realizados por el Estado en estos dos primeros meses habrían disminuido respecto al año anterior".
Todo ello ha supuesto un serio revés para la economía española, ya que el Eurogrupo ha truncado parte de las aspiraciones del gobierno español, que trató de flexibilizar los objetivos de déficit para no agravar todavía más recesión que viene.
España pretendía rebajar el déficit del 8,5% al 5,8% del PIB (unos 30.000 millones), sin embargo el Eurogrupo la ha forzado a que tenga que hacer un esfuerzo mayor, de unos 35.000 millones de euros, para dejar la cifra del déficit en el 5,3%. Los socios europeos de España asumen que esos 5.000 millones adicionales agudizarán los problemas de la economía española, muy lastrada por un desempleo que afecta a más de cinco millones de personas. Y aun así anteponen la credibilidad de la política de recortes para aplacar la interminable crisis del euro. En estos momentos, para Europa no hay nada más importante que la austeridad.
El mismo día que España firmó el tratado que consagra la austeridad en todo el continente, el Gobierno anunció que incumpliría el déficit de 2012, para dejar finalmente el objetivo en el 5,8% del PIB (frente al 4,4% pactado inicialmente) apelando a la “soberanía nacional”. Pero ha quedado claro que en lo relativo a la soberanía de la política económica, Bruselas tiene mucho que decir: los socios europeos aceptan solo a medias esa flexibilización de los compromisos y ha obligado a España a dejar el déficit fiscal en una cifra equivalente al 5,3% del PIB.
Ese objetivo supone recortar más de tres puntos de PIB este año en una economía que se encamina hacia una muy peligrosa recesión.
Frente a todo ello, el Ejecutivo español ha anunciado unos presupuestos con un recorte de casi el 17% en los gastos Públicos, subidas del impuesto de sociedades para las grandes empresas eliminado posibles deducciones fiscales, y una controvertida amnistía fiscal (posibilidad de blanquear los capitales ocultos por medio de un tipo del 10%).
MERCADOS:
La Bolsa española está reaccionado muy mal: lo está haciendo peor que el resto de plazas europeas, y lo peor es que los analistas no ven una mejoría a corto plazo.
El selectivo español ya acumula una caída del 3,31% en lo que va de año, contrastando con las subidas del Dax alemán (16,6%), el Cac francés (10,3%), el Footsie británico (5,6%), o el S&P 500 estadounidense (9,2%), entre otros.
Además, las empresas del IBEX han ganado un 33% menos durante el año 2011. Ha sido el peor año desde el estallido de la burbuja tecnológica de 2002.
Por otro lado, en relación al mercado de la vivienda, el Ministerio de Economía ha eliminado el tramo stock de vivienda del ICO, que financiaba a las promotoras a cambio de que pusieran sus inmuebles en alquiler. La justificación del Gobierno es que así pretende favorecer que los empresarios del ladrillo saquen cuanto antes al mercado los pisos que no logran vender; y a precios más bajos.
Hay además otro motivo: el relativo fracaso que estas líneas de crédito han tenido en el pasado. En un país en el que hay cerca de un millón de viviendas que no encuentran comprador y en el que las empresas inmobiliarias luchan por sobrevivir, es sorprendente que de los 3.000 millones disponibles el año pasado, se utilizara en torno al 15%. Las 227 operaciones que se cerraron gracias a la financiación del tramo stockvivienda de la línea ICO absorbieron 468 millones de euros. “Se ha visto que el mercado no va por ahí y que hay que buscar otras vías. Habrá que orientar las ayudas hacia la rehabilitación”, apuntan fuentes del Ministerio de Economía y Competitividad.
En ese sentido, los precios de la vivienda libre han acelerado su caída, ya que bajaron un 11,2% en el cuarto trimestre de 2011 respecto al mismo periodo de 2010.
Se trata del mayor desplome de los precios desde el primer trimestre de 2007, cuando se inicia la serie, según el Índice de Precios de Vivienda (IPV) del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicado.
La caída interanual del precio en el cuarto trimestre de 2011 ha sido casi cuatro puntos mayor respecto a la experimentada en el tercer trimestre, cuando los precios bajaron un 7,4%. No obstante, la economía española se contrajo un 0,3% durante el cuarto trimestre, abriendo la puerta a una nueva recesión. La demanda interna se desplomó un 2,9% y el consumo de los hogares cedió un 1,1%. Menos crédito, menos compras.
Ya son 15 los trimestres consecutivos en los que los precios de la vivienda presentan tasas interanuales negativas. Comenzó a caer en el segundo trimestre de 2008 (-0,3%) y desde entonces la tendencia no se ha revertido. Hasta el momento, el mayor descenso interanual de precios se había alcanzado en el segundo trimestre de 2009 (-7,7%).
Finalmente, señalar respecto al precio de la gasolina se han encarecido un 7% en lo que llevamos de año, y están batiendo su récord.
EMPRESAS:
El peor año económico que se recuerda en España, en el que se batió el récord de paro con 5,27 millones desempleados, ha sido el mejor de la historia de Mercadona, que creó 6.500 puestos de trabajo y propició la contratación de 1.000 personas en sus 105 interproveedores (proveedores estables, muchas veces fabricantes en exclusiva para Mercadona).
La compañía mejoró su beneficio neto un 19,1 por ciento, hasta 474 millones de euros, tras crecer en facturación neta un 7,9 por ciento, hasta 16.448 millones, con lo que supera a El Corte Inglés como primera empresa de distribución en ambas magnitudes (16.413 y 319 millones, respectivamente, en su último ejercicio).
"Estamos muy satisfechos", afirmó el presidente de Mercadona, Juan Roig, quien atribuyó el éxito a que "hemos trabajado más y mejor".
Para este año 2012, prevé seguir creciendo, un 7 por ciento en facturación y un 3,4 por ciento en beneficio. Además, espera ampliar de nuevo su plantilla en 2.000 personas, inaugurar dos centros logísticos en Abrera (Barcelona) y Guadix (Granada) y abrir 60 supermercados, todo ello con una inversión de 600 millones.
El aumento de las ventas en 2011, descontadas las de los nuevos supermercados, fue del 4 por ciento. La cadena abrió 60 tiendas y cerró 14, y tenía 1.356 al acabar el año, repartidas por todas las comunidades, excepto País Vasco y Navarra. En esta última anunció recientemente un plan para abrir 20 supermercados a partir de 2013.
También este 2012, Mercadona se expandirá al extranjero mediante la compra de una cadena de tiendas, según anunció Roig, que citó cuatro posibles países: Portugal, Francia, Italia y Bélgica.
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