Durante
estos días, hemos asistido a continuos recuerdos a la personalidad política de
Adolfo Suárez: unos con auténticos sentimientos, otros daba la impresión de
querer "subirse al carro" del oportunismo. En fin, allá cada cual con
su conciencia.
Hoy solo quiero centrarme en una reflexión. Hagamos un poco de memoria. Suárez llega al gobierno en un momento en el que todo son problemas: restos muy arraigados de una recentísima, larga y tremenda dictadura, instituciones tan fundamentales en ese momento como el ejército en contra, el terrorismo azotando de la forma más dura y dramática, un país obsoleto prácticamente en todos los sentidos y fuera de las instituciones europeas.
Todo
ello, inmerso en una tremenda crisis económica con unas subidas de precios
elevadísimas: superiores al 25%. ¡Eso sí que era inflación!... coexistiendo con
el estancamiento económico.
Y
pudo, al menos, encarrilar la situación y sentar las bases para el profundo
cambio político, social y económico. En apenas cinco años de gobierno.
Consiguió crear, en base al dialogo, el consenso preciso de las fuerzas
políticas mayoritarias, patronal y sindicatos acometiendo los necesarios
cambios económicos que necesitaba nuestro país.
Hoy
tenemos crisis económica. Profunda, muy profunda, pero "solo" eso. Y
ya dura siete años. Con cambio de gobierno por medio. ¿Y nadie es capaz de
encontrar soluciones?
Sería
largo, complicado y tal vez ni siquiera posible dar con las razones. Aunque
frente a los graves problemas, muy por encima del necesario debate, podríamos
señalar demasiados enfrentamientos, engaños,
exabruptos políticos, y un afán desmedido por llegar al poder o
mantenerlo.
Sólo
voy a apuntar una reflexión: para la mayor parte de los que hoy tienen entre
los cuarenta y cincuenta años, su primer recuerdo político es Suárez. Y junto a
su nombre la palabra “consenso”.
En
contraste, para los jóvenes que hoy rondan los 18 años, y que serán los nuevos
votantes, la palabra que irremediablemente unen a "política" es “corrupción”.
¿Qué
clase política tenemos que no sabe o no puede ilusionar ni siquiera a los que
por su edad son más proclives a ello?
Ayer,
hoy y siempre,… gracias, Presidente Suárez.
La figura de Suárez debería inspirar a una clase política muy empequeñecida por sus miserias. Repasando la vida de Adolfo Suarez, como ha sido inevitable durante estos días, he llegado a la conclusión de que en este país hemos tenido al menos por un periodo de tiempo muy limitado, una clase de verdaderos Hombres de Estado. No perdamos la esperanza, quizás vuelvan.
ResponderEliminar