¡Hay que ver cuánto
valor podría parecer que crean algunas personas para sus compañías!
En un mercado laboral
donde la última reforma permite el despido con una indemnización de 20 días y
un máximo de 12 mensualidades, los blindajes a los altos directivos siguen una
tendencia completamente distinta. Así se desprende de los últimos informes de
buen gobierno correspondientes a 2013, recientemente depositados en la Comisión
Nacional del Mercado de Valores.
Lo peor es que el
órgano que aprueba estos sistemas de indemnización es el Consejo de
Administración y no la junta general de accionistas. En algunos casos los
administradores ni tan siquiera informan de estas cláusulas a los accionistas.
Vamos… que los
accionistas no participan en esto para nada, sino que, realmente, es decidido
por los propios interesados.
Estos empleados son,
los que ellos mismos, se aseguran una salida más que digna de las empresas con
estos paracaídas dorados —como se conocen en el mundo anglosajón— en caso de
despido o cambio de control de la sociedad.
En abril de 2009, la
Comisión Europea publicó una recomendación sobre los sistemas de remuneración
de los consejeros. Señaló que consideraba necesario garantizar que los pagos
por rescisión “no representen una recompensa del fracaso” y sugería que su
cuantía no debería superar la cantidad equivalente a dos anualidades de sueldo
fijo.
Solo tres empresas del Ibex
35, dicen no contar con ningún empleado blindado: Bankinter, Banco Popular y
OHL.
Analizando el ranking
de los blindajes, la de mayor número de ellos es Repsol, que tiene en su
plantilla a 296 privilegiados (consejeros ejecutivos, miembros del comité de
dirección y directivos). En segundo lugar, aparece Grifols, y el tercer puesto
es para el BBVA.
Una de las empresas
donde los blindajes son más elevados es ACS, dónde disponen de indemnizaciones máximas de cinco años. Su
presidente, Florentino Pérez, en caso de despido recibiría 13,6 millones de euros
según su sueldo en 2013.
¿Recuerdan ustedes
aquello de influir con el ejemplo?
Incluso asumiendo que
el cometido de su desempeño generase un cuantioso valor a sus compañías, no
parece muy ético que se les garantice una pensión que más que eso, parece un
premio de la primitiva…
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