lunes, 29 de septiembre de 2014

LA RESPONSABILIDAD DE ALEMANIA

Pocas veces existe tanto acuerdo en la comunidad e instituciones económicas. Incluso en aquellas dónde no suele haber precisamente muchos keynesianos: aquellos que postulan políticas de demanda en situaciones de depresión y estancamiento.

El problema es que para demasiados economistas la teoría es en muchos casos una fe laica. Pues bien, en estos momentos destaca Alemania que sobre cualquier cosa basa toda su ideología en la austeridad. Ya saben, la consecuencia de austero, sobrio, morigerado, penitente y severo.

Se trata de una virtud, que en este caso está resultando un grave inconveniente para sus socios europeos. Su escasa inversión privada y pública, sin duda reflejada en un superávit comercial excesivo, es preocupante. La débil recuperación europea está viéndose amenazada y Berlín continúa haciendo caso omiso a los continuos llamamientos solicitándole planes de inversión, pedidos desde la Comisión, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, el G-20 e incluso el propio Banco Central Europeo.

Por citar algunas referencias de estas instituciones: … de la Comisión… “Son necesarios esfuerzos adicionales en el capítulo de inversión en infraestructuras, educación e I+D”… Del FMI,… “Reducir su superávit corriente sería beneficioso para Alemania y para la UE; hay que impulsar la inversión pública”… El BCE… “los países con más espacio fiscal deben invertir más”, y así entre otras….

Las opiniones, a veces poco divulgadas, están comenzando a llegar desde la propia economía germana. Se pide más inversión en casa. Algunos destacados analistas señalan que  “La eurozona sufre una deficiencia crónica de demanda agregada; enormes diferencias internas de competitividad. Las políticas, actitudes y prácticas económicas de Alemania están en el corazón de esos problemas. Berlín no puede seguir así. Los precios deben subir algo en Alemania y su política fiscal debe ser más expansiva”.

Me temo, que sin embargo, nada de esto va a suceder. La canciller Merkel no se va a saltar sus propias reglas.

En el séptimo año consecutivo de crisis, es una irresponsabilidad continuar así: si Europa sigue haciendo lo que se dicta  desde Berlin, estamos abocados a una nueva recesión económica. Y ya saben, las recaídas son especialmente graves para cualquier enfermo.


La imposición de las reglas germanas, aparte de dañar seriamente a los principios y democracia de las instituciones europeas, puede suponer un auténtico desastre para la Unión Europea y para la propia Alemania a medio y largo plazo.

4 comentarios:

  1. Mi querido paisano: me alegra volver a leerte, aunque sea en distinta plataforma. La casita te ha quedado muy mona, jajaajajajaj.
    Bien a lo que venía..no creo que nadie baje del burro a Merkel y su programa de austeridad ya es excesivo. Un besito

    ResponderEliminar
  2. Hola Juanjo.

    Alemania no se baja del burro porque hasta ahora le ha ido bien y al resto que se busque la vida. Me da la sensación que Alemania y su séquito creen tener la llave de la regularidad presupuestaria y nos quieren convencer a todos que ese es el mejor camino, y así sería si el resto de paises no lo estuvieran pasando canutas, como es nuestro caso, con un deterioro palpable de la sociedad civil.
    Antonio R.A.

    ResponderEliminar
  3. Hola Antonio, lo que ocurre es que, incluso a Alemania le a ir peor.
    Gracias por tu comentario.
    Saludos

    ResponderEliminar