Tras una década en la
que muchos afirmaban que había dejado de ser una moneda de referencia, el dólar
ha vuelto a recuperar una posición primordial en la economía mundial.
La economía
estadounidense se está recuperando de la gran crisis iniciada en 2008, y lo
está haciendo con un vigor y fortaleza superior a la mostrada por las economías
asiáticas y europeas. La recesión terminó oficialmente hace cinco años, se han
recuperado nueve millones de empleos, y el PIB creció un 3,9% en el tercer trimestre de este año, muy por encima de
Europa y Japón.
También es cierto que muchos
ciudadanos viven en peores condiciones que antes de la crisis y la desigualdad
ha aumentado en la economía de Estados Unidos.
Una vez finalizado el
programa de compra masiva de títulos de deuda pública por la Reserva Federal, las
expectativas para el próximo 2015 de un
incremento de los tipos de interés acentúa la tendencia de apreciación del
dólar en los mercados.
En contraste, los
bancos centrales de las economías estancadas han bajado sus tasas de interés
oficiales, tratando de cebar el crecimiento, todo ello en un contexto de
creciente incertidumbre. Prueba de ello es el Banco Central Europeo que sigue
manteniendo los tipos en su mínimo histórico del 0,05%.
Esta situación implica
la apreciación del euro y consiguiente depreciación del dólar: muchos analistas
esperan 1,20 dólares por euro durante el próximo 2015, e incluso si la eurozona
no mejora en 2016, los 1,15 dólares por unidad de euro.
Sin duda, aunque sea
malo para las importaciones europeas –van a costar una mayor cantidad de euros-,
es una muy buen noticia para las exportaciones de la eurozona y de España en
particular.
Ahora bien, hay una
circunstancia que no deja de darme “vueltas en la cabeza”, ya que va en contra
de la teoría que estudiamos en las universidades:
¿Cómo es posible que
una economía con el mayor déficit exterior, y el fortísimo endeudamiento que
padece en estos momentos, vea apreciarse su moneda de forma tan singular? Según
los manuales de macro se trata de circunstancias a favor de la depreciación de
la moneda estadounidense.
Sin duda, la razón se
encuentra en las expectativas respecto a su crecimiento y evolución de los
tipos de interés, pero también por el enorme tamaño de su economía tanto interna como externamente.
Una interesante valoración. A pesar de que España se equivocó al entrar en el Euro...ahora podremos recuperar algo (aunque el paro seguirá por las nubes...)
ResponderEliminarSaludos
Hola Mark, la principal equivocación es el propio diseño y funcionamiento del euro: una chapuza y una perniciosa creencia en los planteamientos clásicos o de la ideología liberal.
EliminarSaludos
Mi querido paisano: te comento lo mismo que Mark, que también entiende de esto. Creo que España se equivocó al entrar el en euro. Un besito y te deseo que disfrutes de unas fiestas navideñas con todos tus seres queridos.
ResponderEliminarGracias Agueda. Igualmente.
ResponderEliminarSaludos
Juan José: me gustaría que si puedes escribas un reportaje en dónde nos hables de la posible salida de España del euro, ¿qué consecuencias tendría la salida de España del euro? Sabemos que no existen restricciones en el Tratado de Maastrich que nos impidan la salida. Los inversores extranjeros ¿ podrían demandar pagos por anticipado o dejer de invertir previniendo que España quisiera salir del euro? o ¿Tener una moneda propia nos garantizaría su estabilidad?. Creo que es un tema que es muy interesante....muchas gracias. Un beso
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